Sí, se puede ser adicto a una persona. Las personas adictas a alguien pueden utilizar la relación como único medio para justificar su identidad.
Esta adicción puede surgir de experiencias de apego en la infancia y llevar a un profundo sentido de desconfianza, inseguridad relacional y apego ansioso en la adultez.
Similar a otras adicciones, estar adicto a una persona puede implicar ansias, euforia, síntomas de abstinencia y la participación de regiones cerebrales asociadas con los sistemas de recompensa. Los signos de adicción a las relaciones incluyen buscar sentimientos de euforia en las relaciones y ser incapaz de ser feliz sin una pareja. En última instancia, si esta adicción se vuelve destructiva e impacta significativamente varias áreas de la vida, puede requerir ayuda profesional para establecer límites y relaciones más saludables.
¿Cuál es la diferencia entre la adicción al amor y la adicción a las relaciones?
La principal diferencia entre la adicción al amor y la adicción a las relaciones radica en su enfoque y dinámica.
La adicción al amor es una dependencia compulsiva de las relaciones románticas para la validación, autoestima y satisfacción emocional, lo que a menudo lleva a buscar validación y aprobación externas de los compañeros sentimentales.
Por otro lado, la adicción a las relaciones implica ansias y pérdida de control al estar en una relación con una persona específica, donde podemos entrar y salir de relaciones o permanecer en relaciones inestables llenas de drama para evitar estar solos.
La adicción al amor se centra más en las necesidades emocionales del individuo y búsqueda del amor «ideal» para llenar vacíos personales, mientras que la adicción a las relaciones se caracteriza por el uso de relaciones para enfrentar el estrés o llenar un vacío, pese al mantener relaciones no saludables por evitar el abandono.
Ambos tipos de adicción pueden conducir a angustia emocional, inestabilidad y dificultades para establecer límites saludables y mantener relaciones funcionales.
¿Qué es el refuerzo intermitente y porqué es importante en la adicción?
El refuerzo intermitente es un concepto psicológico que se refiere a la entrega de recompensas o castigos de manera impredecible en lugar de manera constante. En el contexto del comportamiento, el refuerzo intermitente implica que las recompensas o los castigos se presentan de manera irregular, lo que puede influir en la frecuencia y la fuerza de la conducta que los precede.
Imaginemos una situación en la que una persona en la relación utiliza el refuerzo intermitente de manera estratégica para mantener el poder o control sobre su pareja. Esta persona podría retener expresiones de amor, apoyo emocional o muestras de afecto de manera deliberada, solo mostrándolas cuando quiere obtener algo a cambio o cuando siente que su pareja se está alejando. Por ejemplo, podría ignorar a su pareja durante días y luego, de repente, mostrar mucho cariño y atención cuando quiere obtener algo de ella o cuando percibe que su pareja está considerando terminar la relación.
Esta forma de refuerzo intermitente puede ser emocionalmente dañina y crear un ambiente de inseguridad y desequilibrio en la relación. Puede llevar a la otra persona a sentirse manipulada, confundida y con una baja autoestima, ya que buscaría la constante aprobación o atención de su pareja (o ruptura). En lugar de fortalecer la conexión entre ambos, este comportamiento puede socavar la confianza y el bienestar emocional en la relación.
¿Cómo puede el refuerzo intermitente llevar a la adicción al amor?
Como hemos visto en el ejemplo anterior, el refuerzo intermitente puede llevar a la adicción al amor o las relaciones en general al crear un ciclo de comportamiento similar a la adicción en sustancias u otras adicciones comportamentales.
Cuando las recompensas o muestras de afecto se dan de manera esporádica e impredecible en una relación, las personas se vuelven adictas a estos premios intermitentes, de manera similar a cómo uno se vuelve adicto a las sustancias o al juego. Las expresiones esporádicas de amor o amabilidad por parte de la pareja activan los circuitos de recompensa del cerebro asociados con la adicción, particularmente la liberación de dopamina, un neurotransmisor vinculado al placer y la recompensa. Esta imprevisibilidad en el ciclo de la relación hace que las personas trabajen más en la relación, buscando el efecto «luna de miel» y volviéndose adictas a pequeñas muestras de amabilidad o afecto.
La conexión entre el refuerzo intermitente y la adicción al amor radica en cómo el cerebro procesa el placer y la recompensa. La dopamina, un actor clave en la adicción, está más presente cuando las recompensas son intermitentes, lo que hace que el ciclo de abuso sea difícil de escapar ya que las personas se vuelven biológicamente adictas a perseguir estas recompensas a pesar de enfrentar un profundo dolor y rechazo en la relación.
La imprevisibilidad del ciclo de abuso desencadena emociones intensas y crea un fuerte vínculo de apego que mantiene a las personas enganchadas a buscar esas recompensas intermitentes, incluso a costa de su bienestar y salud mental. En esencia, el refuerzo intermitente establece un patrón en el que las personas se vuelven psicológicamente dependientes de estas recompensas esporádicas, lo que lleva a comportamientos adictivos similares a la dependencia de sustancias.